miércoles, 4 de octubre de 2023

Para mis hermanas.

 

Para Miri y Mayra.

Los recuerdos tan vívidos y atesorados de mi infancia, que muy a mi pesar van perdiendo intensidad y se hacen borrosos a como van pasando las décadas, son lo único que tengo de ustedes. Y me entristezco cuando soy conciente de que ya me cuesta recordarlo en la manera en la que solía hacer. Sólo sé, que aunque no haya sido mucho tiempo, yo las amé mucho. Inocentemente. Sólo sé que el día en que no estuvieron más mi corazón se entristeció y las extrañé mucho y nadie me supo decir por qué o cuando volverían. O si volverían. La vida siguió su curso. A Miri no recuerdo volver haberla visto. A Mayra la ví algunas veces más, pero ya era alguien más y no más mi hermana. Nunca me lo dijo, pero se sentía. Y para esas alturas yo ya había perdido algo que no me permitió volver a ser la misma persona. Y nos quedamos solas, Diana y yo. Y por tantos años me pregunté "¿por qué?". Y ese cuestionamiento se convirtió en enojo y en rencor también. Y en una apasionada ira. Yo no les hice nada y no me quieren. Yo soy producto de las circunstancias ¿y no son capaces de verlo? ¿Que culpa tengo yo? Lo único que hice fue quererlas con todo mi corazón. Si van a estar enojadas con alguien, que lo estén con mis papás y su mamá, ¿yo qué? Y un sinfín de enunciados como estos. Ellas no están en el país desde hace muchos años y no pueden regresar si se van. Entonces desde que no están más aquí, pues nunca nos hemos vuelto a ver.

El tiempo transcurrió, Facebook llegó y con ello la posibilidad de "reconectarte" con personas a las que se les perdió la pista. Obviamente, fueron fáciles de encontrar. Pero no fue respondida mi solicitud. Alguna vez deje con mi papá mi correo electrónico (con él sí mantienen contacto, me alegro por eso). En una única ocasión que coincidió una llamada (porque nunca lo hace) pude hablar un poco con una de ellas y pasarle ese correo para contacto. No pasó nada. Al buen entendedor, pocas palabras. Lo que es cierto es que con todo eso, los pensamientos aquellos llegaron a un punto en el que esa necesidad imperiosa de obtener una respuesta (o mal mental) apareció no me dejaba tranquila. Y fui muy infeliz ese tiempo. Y a medida de que eso creció me volvió una persona cruel y de duro corazón. Porque en mi pensamiento siempre fue "ellas deberían darse cuenta..." y yo no tuve tiempo para pensar de vuelta sus circunstancias. No fue hasta que yo conocí a otra hermana mayor de otra persona, con una historia bastante distinta, pero en esencia el sentir era el mismo que yo logré entender un poco el por qué "aunque no fuera mi culpa", mis hermanas podían y tenían razones para sentirse de la forma en la que muy probablemente a día de hoy se sientan. En ella pude ver todo lo que jamás hubiera pensado y pude verlas como personas más humanas, cuyos sentimientos no son menos que los míos. Y me dí cuenta de lo que había sido.

Yo he estado entendiendo últimamente y a bola de tropiezos que el vivir con rencor, con apasionamientos, el ser violento (no precisamente físico -aunque obviamente también-, sino ser agresivo, todo llevarlo a gritos), ser indiferente, con el deseo casi que universal de todo de tener que imponerte encima de cualquiera, es algo francamente espantoso y es mucho desgaste y esfuerzo para sólo lograr una vida cansada e insatisfactoria... yo no deseo eso más para mí, aunque sea la bronca más grande que me aviente en esta vida. No sé si mis hermanas alguna vez piensen estas cosas, o les de igual. Pero si alguna vez lleguen a toparse con esto (que sería maravilloso), les pido que me perdonen. Tanto tiempo pensé que no era culpa mía y sí de ustedes y tanto tiempo pensé que su corazón y su mente estaba cerrada. Pero mi ignorancia fue grande y en un despliegue monumental de soberbia no me puse nunca en su lugar, no he orado por ustedes, no les he deseado mal pero tampoco les he deseado el bien. No he tenido empatía y sí palabras crueles, falsamente justificadas por mi "dolor". No espero ni deseo forzar el recomponer lazos rotos, pero lo que sí espero y deseo de todo corazó es que Dios les bendiga donde estén. Y que sean muy felices. 

Su hermanita, Lys.

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